La salud física y la salud mental se ven afectadas cuando se producen alteraciones en los ámbitos siguientes:
- Alimentación: cuando hay descontrol, desorganización, restricción de los alimentos, una ingesta compulsiva, utilización de fármacos para restringir el hambre, purgas o vómitos, entre otros.
- El descanso y el ritmo del sueño: el riesgo se da cuando sometemos el cuerpo a un régimen de descanso diferente del que necesita para recuperarse del desgaste cotidiano.
- Las relaciones interpersonales, es decir, cuando las relaciones con los demás están basadas en el sometimiento, la agresión, el abuso o la dependencia.
- El consumo de tóxicos (alcohol, tabaco, cánnabis, cocaína...) afectan nuestro estado de ánimo, el cuerpo, el rendimiento personal e intelectual, pudiendo desencadenar una patología de salud mental.